Por primera vez, un presidente de EE.UU visita Hiroshima, que le pide acabar con las 15.000 bombas atómicas que hay en el mundo

watch_later Friday, May 27, 2016

«No necesito la disculpa de Obama, sino el fin de las armas nucleares»

Por primera vez, un presidente de EE.UU visita Hiroshima, que le pide acabar con las 15.000 bombas atómicas que hay en el mundo.

«No necesito la disculpa de Obama, sino el fin del armamento atómico»
PABLO M. DÍEZ |Masahiro Kunishige, superviviente de la bomba atómica de Hiroshima

Cuando tenía 14 años, Masahiro Kunishige sobrevivió de milagro a la bomba atómica de Hiroshima. Como miles de estudiantes, el 6 de agosto de 1945 tenía que estar demoliendo casas de madera en el centro de la ciudad para abrir cortafuegos contra las bombas incendiarias de la aviación estadounidense. Pero, de improviso, su grupo fue enviado a cultivar un campo de patatas a dos kilómetros del centro. Justo donde cayó la bomba, su lugar fue ocupado por otros estudiantes de un curso inferior, entre los que figuraba su vecino Shibue Shigeki. Todos perecieron abrasados en el acto.

Hoy, siete décadas después, Kunishige le da una «sincera bienvenida» a su ciudad a Barack Obama, el presidente del país que arrojó aquel artefacto, el más mortífero concebido por el hombre, para forzar la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. «Al principio sí odiaba a los americanos por las heridas y quemaduras tan graves que sufrí, de las que tardé tres meses en curarme. Pero, al cabo de diez años, me di cuenta de que no tenía ningún sentido seguir deseando una venganza diente por diente y ojo por ojo», explica a ABC con una sonrisa benévola en el rostro. Para él, «la mayor venganza contra la bomba atómica es impedir que algo así ocurra de nuevo».

Con esta filosofía, se congratula de la visita a Hiroshima que este viernes efectúa Obama, que tilda de «histórica» porque es la primera vez que un presidente en activo de Estados Unidos acude a esta ciudad del sur de Japón. Como escenario del primer ataque nuclear de la Historia, al que siguió tres días después otro sobre Nagasaki, Hiroshima es un símbolo de la lucha contra las más de 15.000 armas atómicas que existen en el mundo, la mayoría en EE.UU y Rusia.

«No necesito la disculpa de Obama, sino el fin de las armas nucleares», asegura Kunishige. Aunque algunos «hibakusha», como se conoce en japonés a los supervivientes de las bombas atómicas, reclaman al inquilino de la Casa Blanca que pida perdón por aquellos ataques, él cree que «lo importante es que Obama conozca la realidad de lo que ocurrió bajo el hongo radiactivo porque eso será el primer paso para la erradicación del arsenal nuclear».